20 de Junio 2007

Por fría que sea mi noche triste no echo al fuego ni uno solo de los besos que me diste

Una amistad me ha comentado hoy cómo el amor que vive de recuerdo y no de presente puede, para sacar algún alimento para el corazón, relatar, remover, hasta retorcer lo que era luminoso y quedarlo oscuro.

Esto me recordó dos cosas: el poema que salía Serrat en bicicleta diciéndolo, para mover el corazón (el del cuerpo y el del alma)

Dondequiera que estés te gustará saber que te pude olvidar y no he querido, que por fría que sea mi noche triste no echo al fuego ni uno solo de los besos que me diste.

¡Múevete, corazón!


(aquí lo canta con su guitarra. Me gusta más en la bicicleta, es menos teatral... ¿o más? hay más códigos entrecruzados en la bicicleta, quiero decir. Por cierto, ejemplo aquí los códigos de tablaturas)

La segunda cosa que me recordó es la fase de Nigredo en la trasmutación alquímica, pero eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión...

Escrito por juanlu a las 20 de Junio 2007 a las 11:53 PM
Comentarios

A proposito de esto, decía la otra mañana Raul del Pozo que la memoria era una gran artista que con los trozos de recuerdos construía realidades.

Escrito por bertin a las 22 de Junio 2007 a las 08:10 PM

Va esta canción para ese amor ausente que no es más q la musa inspiradora del sentido de vivir.
Para ese ser q no es más que mi hombre amado.

Escrito por Anonymous a las 1 de Julio 2008 a las 03:09 AM
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