18 de Diciembre 2004

la vida es una fábrica de chocolate siniestra

Hace años, me encontraba yo deglutiendo silenciosa y plácidamente la programación infantil propia de mi edad en aquel entonces y de las navideñas fechas que eran, junto con los también propios dulces del tiempo, cuando entre el edulcorado Disney y los gramaticalmente planos Hanna-Barberá vino Charlie y la fábrica de chocolate a abrirme los ojos sobre la vida en general, y en particular sobre la naturaleza de los medios de comunicación y la industria de las golosinas.




Acostumbrado sin saberlo a los personajes sin cara oculta y a las historias lineales (La casa del gato Jinks tenía un mobiliario periódico) (ya pensaré algo para meterme con los de la warner), con la multidimensionalidad de Willy Wonka me dió un pasmo. Es como la sensación que te deja tim burton o david lynch.

No es solo la sensación de duda de lo real. En esa teoria de la conspiracion a nivel ontológico que es Matrix, las mutaciones y giros conducen al ser esencial, como en un cuento infantil o una novela de caballerias. Se reduce a una fantasía con solipsismo un poco trivial. Pero la fábrica de chocolate es distinta: como en la metamorfosis de Gregor Samsa, en los insectos de terciopelo azul o en el sueño de una noche de verano, las mutaciones llevan al no-ser y a Cthulhu.





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lazos sueltos: la version de tim burton, más sobre Ariel Dorfman (el nexo Pato Donald-Pinochet), ¿qué hace Nyquist (el del teorema de Shannon-Nyquist) en una página de comunicólogos?,nutricion infantil, los 5000 dedos del doctor T,



¿cómo he acabado en esta página?

Escrito por noluisito a las 18 de Diciembre 2004 a las 01:15 AM
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